Érase una vez una pequeñita pequeñita partícula que se
conocía con el nombre de célula. Esta pequeña llevaba días sin dormir porque la
inquietaba mucho saber de dónde provenía; hasta que un día se armó de valor y
decidió preguntárselo a su mamá.
-Mamá, estoy muy confundida, mis compañeros en la escuela
dicen que soy distinta, que no soy igual a ellos y que soy demasiado pequeña,
que yo soy más simple y no entiendo por qué lo hacen... Es por esto que me
gustaría saber qué me hace diferente y de dónde provengo.
Su mamá, un poco preocupada por su hija le dice: “Ven hija
siéntate aquí y yo te voy a contar nuestra historia”. La pequeña célula se
sienta junto a su madre y comienza a escuchar:
“Efectivamente, tú eres distinta a tus demás compañeros,
pero el ser más simple no significa que seas menos inteligente. Para que sepas,
todas las células de este mundo provienen de nuestra familia”.
“¿Cómo así mamá?, creo que no entiendo” – dijo la pequeña.
Entonces su madre comienza a narrar: “Hace muchos muchos años,
cuando se creó nuestro mundo, apareció con esta creación la primera célula de
toda la historia, esa célula es mi tátara tátara abuela. Ella, como era la
primera y vivía en un mundo muy distinto al nuestro tuvo que viajar por un
larguísimo viaje de creación donde, en su interior se revolvió todo y por esto,
ella ni nosotras tenemos nada ordenado ni definido en nuestro interior, ¿te has
fijado que al mirarte al espejo solo puedes apreciar unas especies de cuerdas?
Pues eso es lo importante: puede que esta primera célula haya perdido mucho de
lo que tenía en su interior durante el viaje, pero conservó eso que es lo más
importante y lo que nos permite ser mamás y no desaparecer, eso para que tu
sepas se llama material genético, además para que el viaje no la deformara ni
rompiera alguna de sus partes se cubrió muy bien con un material muy rígido que
la mantuvo con su forma y sin ningún otro problema, esta cobertura se conoce
hoy como pared celular. Esta célula prehistórica se llamaba célula monera o
bacteria”
“¡Mamá ese es nuestro apellido!”
“Así es, porque viene desde mi tátara tátara abuela, ¿ves?
Bueno, sigamos: Monera tuvo 5 hijas y una vida muy difícil. La primera hija,
como era de esperar nació igual a ella, solo con el material genético repartido
en su interior y por esto la llamo Monera. La segunda célula llamada Fungi u
Hongo era muy preguntona y le gustaba saberlo todo, así le preguntó a su mamá
cómo había nacido ella, al saber que durante el viaje había perdido todo lo que
tenía dentro de ella, la célula hongo decidió ir a buscar todos esos elementos,
pero su madre le advirtió que sería peligroso que fuera con su material
genético sin protección ya que podía perderlo en el camino, además no sabía si
alguno de estos elementos perdidos podría producir algo malo en él; entonces su
segunda hija decidió asegurarse y proteger el material genético dentro de una
especie de bolsa, a ella y a sus demás hermanas.
Fue un viaje largo y agotador pero la pequeña célula
encontró muchos de los elementos perdidos y los fue guardando en su interior,
siempre bien separados por la bolsa del material genético. En un enorme bosque
encontró miles de piedras que de inmediato la reconocieron y le dijeron que su
nombre era vacuolas; luego pasó por un campo donde encontró otros elementos que
se llamaban mitocondrias junto con los lisosomas. Pero como la célula era tan
generosa, cada vez que encontraba estos elementos llamados organelos decidía
guardar en una mochila que llevaba un poco de todos para sus demás hermanas.
Al llegar a su hogar nuevamente comenzó a repartir los
organelos a sus hermanas, pero la mayor no quiso nada. Ella dijo que quería ser
siempre como había nacido: igual a su madre y que sus hijas serían iguales
(ella por cierto es mi tátara abuela). La tercera, llamada vegetal aceptó con
gusto de todos los organelos un poco, pero solo pidió una de las grandes
piedras llamadas vacuolas ya que ella había encontrado otro elemento que
necesitaba espacio en su interior y que podían hacerla diferente pues le daban
color, y como la célula vegetal era muy vanidosa prefirió tener solo una
vacuola y más de este elemento llamado cloroplasto. La cuarta hermana acepto
con gusto todos los organelos pero hizo una petición especial: ella quería
tener una gran familia y muchos hijos entonces le pidió a su hermana que le
diera más bolsas con material genéticos, estas bolsas a las que le pusieron
núcleo fueron entregadas a la penúltima hermana llamada protista o protozoo,
que tuvo muchas hijas pero no todas compartían esa opción de tener una gran
familia como su madre, asique solo algunas pedían más núcleo al nacer.
Finalmente la última hermana aceptó todos los organelos con mucho gusto y no
hizo ningún cambio, ella era la célula animal”.
-“Y ¿Ahí termina la historia?”- preguntó la pequeña célula
- “No hija”- dijo su madre – “lamentablemente hay algo más
que te debo contar: luego de la repartición de organelos, la célula animal (que
era la última hermana) y célula protista decidieron salir a dar un paseo para
mostrar a toda su familia sus nuevos cuerpos pero una gran ráfaga de viento que
hoy conocemos como huracán las arrasó y mientras estaban dentro de este huracán
fueron perdiendo algunos elementos de su cuerpo: ambas perdieron la capa rígida
que las mantenía con una forma estructurada, ¿recuerdas como se llamaba?”
- ¡¡¡Sí, es la pared celular!!! – dijo la pequeña
- ¡Muy bien!, bueno entonces ambas quedaron sin esta pared y
por lo mismo sus hijos, nietos y bisnietos no tienen una forma definida.
- “¡A ellos en la escuela también los molestan porque dicen
que son deformes!”
-“Bueno la verdad es que si, pero eso también puede tener
sus beneficios. Pero no nos desviemos, déjame terminar de contarte la historia
porque aún queda una tragedia: Luego de ser arrasadas por el huracán, ambas
salieron despavoridas a casa pero en el camino no vieron un río con un fuerte
caudal, y como la célula protista iba primera no alcanzó a frenar como su
hermana animal y ¡¡cayó al río!! La pobre casi se ahoga, pero justo cuando
estaba a punto de hundirse por completo aparecieron unos organelos muy enojados
que no habían sido considerados por la célula fungi, y ellos también querían
volver al interior de la célula.
Entonces uno de estos organelos le dijo al otro: “vamos a
entrar para que vean que sí somos muy importantes para las células ya que somos
capaces de ayudar a desplazarse y nadar, de esta forma la célula se podrá
salvar” y así fue, estos dos elementos llamados cilios y flagelos entraron en
la célula protista y con su ayuda ella pudo salvarse, y desde entonces les
pidió que no la abandonaran nunca y que también estuvieran dentro de sus
hijas”.
“Es así pequeña monerita como hoy encontramos 5 familias de
células, pero ya ves que provenimos todos de una misma gran célula madre y que
justamente es familiar tuyo, por eso nunca debes avergonzarte de tu familia, ya
que sin ella ninguno de tus compañeros podría haber existido”.
Un entretenido cuento para explicar las clasificaciones de los organismos unicelulares.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarNo entendí
ResponderBorrarF Ami m Elo pusieron de tarea xddd
BorrarAmi igual
Borrarami iguak
ResponderBorrarvete a la verga
ResponderBorrarmucho texto
ResponderBorrarEy grosero malparido
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